¿Feliz Navidad?

No me gusta la Navidad. Hay quien dice que es porque soy un cascarrabias, un sieso y vivo peleado con el mundo “normal”, pero yo pienso que lo normal es que a uno no le guste esta fiesta. No es por el hecho de que sea una fiesta religiosa donde se celebra el nacimiento de Cristo cuando es mentira, es que no me gusta el achucheo, el compromiso, la casi obligatoriedad de compartir mesa con la familia cuando a lo mejor, precisamente ese día, no te apetece y lo que más me jode es oír eso de: “hay que hacerlo”
Bueno,  la mentira no es el nacimiento del crio en sí, que quede claro, es obvio que debió nacer, la mentira está en  la fecha. Según San Lucas (el de Barrameda no, el otro), “Jesús vino al mundo en Belén, en una noche estrellada en la que los pastores cuidaban los rebaños al aire libre”, lo que demuestra, y eso es de sobra conocido y reconocido por todos,  que  Jesús nació en primavera, entre los meses de abril y mayo. Pero eso es lo de menos, si se celebrara en mayo tampoco sería mi fiesta favorita y desearía tanto como ahora huir de ella y escaparme a donde no las vea.
A mí lo que me molesta es lo que lleva consigo esta celebración. Se supone que las fiestas navideñas son días de celebración sincera, de buena voluntad, de amor, comprensión, compasión, de paz…y es todo lo contrario.
No hay celebración sincera, puesto que me sincero con los míos y les digo que sinceramente no tengo ganas de ir y ninguno tiene la buena voluntad de dejarme tranquilo con mis rarezas, y eso es por falta de comprensión hacia mi carácter o de poco amor hacia mi persona. Necesito compasión y no la tengo, mas la paz no existe, puesto que no hay navidad en la que no salga peleada la familia, las cuñadas, las suegras, incluso los hermanos.
 Los días previos son una verdadera guerra, por un lado mi mujer: -“Gordi, el veinticuatro cenamos con mis padres”-. Por otro lado mi hermano: -“Nene, el veinticuatro cenamos en mi casa”-  y ahí está el tío, en medio, capeando el temporal, y como no tengo ganas de someterme a semejante auto castigo ni en un sitio ni en otro, opto por el camino de en medio: - “Cucha, yo no voy a ningún lao”-
Luego vienen los Reyes… y el consumismo compulsivo de la fecha. Todo el mundo compra y gasta a tutiplén, pero a mi me siguen regalando calcetines.- “como a ti no te gusta la navidad”-…ahora si os conviene ¿no? ¡Cabrones!. Cierto que me encanta ver la ilusión de los más pequeños al abrir los regalos o al ver pasar los Reyes magos, pero a veces pienso si estamos haciendo bien creando para ellos mundos inexistentes, ¿No será más duro ver su cara de desilusión cuando conozcan la verdad?
Pero así es la vida, así está hecho esto y volveré a asumir aquello de -“hay que hacerlo”-. Y lo haré aunque sea por quedar bien. Pero eso sí, ya que voy…me emborracho, que eso si que me gusta.
¡¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!!!

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