Yo no le llamaría obra maldita, mas bien diría malditas prisas, ya que probablemente, ese es el causante, el verdadero estigma que maldice el macroproyecto de los cojones que no va a dejar en la ciudad mas que la sangre de los obreros derramadas en sus entrañas.
Según me cuentan, la empresa a la que pertenece el trabajador, una subcontrata de la constructora, aun no se ha puesto en contacto con el accidentado de 37 años y padre de dos hijos, lo que hace cuanto menos sospechar que las intenciones del patrón, pueden no ser las mejores. No se trata de prejuzgar a nadie, por supuesto, pero no sería la primera vez que un empresario trata de culpar al trabajador del siniestro y sin que se le remueva la conciencia, lo deja en la puta calle, sin un duro, y con secuelas de por vida.
Según datos que he podido consultar, en el primer semestre de 2011, en España se han producido 682.313 accidentes laborales, de los cuales 339 fueron fatales. Lo que indica que por desgracia, en muchos casos, el trabajador enriquece a su propio verdugo, porque aunque hoy el obrero tiene una buena formación en materia de prevención de riesgos laborales, por parte de algunos empresarios sigue habiendo la misma pasividad y en su ansia de obtener mayores beneficios ahorran en lo que quizás menos les afecta, la seguridad del empleado.
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