Se oyen
campanas desde hace meses. El rumor de tu posible dimisión ha corrido como la
pólvora por la Ceuta pequeña, dulce y marinera. Sinceramente no sé qué hay de
cierto en eso, pero es lo mejor que podría pasar.
Estas
desgastado, consumido, marchitado…no hay más que verte. Te han salido canas que
ni el Grecian 2000 pueden disimular, los trajes te están quedando grandes,
pareces mas pequeño aun. En qué poca cosa te estás quedando.
Antes lo
llenabas todo, parecías alguien. Tu presencia o tu llegada a cualquier lugar
iban acompañadas de un murmullo de admiración entre los presentes, activaban
ese ¡ooohh! de asombro entre tus encandilados votantes. Ahora te escondes,
huyes de aquel gentío que tanto te hacía sentirte poderoso. No puedes mas.
Es así y lo
sabes, como lo sé yo. Se acabaron los años en los que tus palmeros te llevaban
como un paso de semana santa, alborozados, alegres y contentos. Ahora te
atarían la piedra a los pies para dejar que te hundas.
Algunos
veíamos venir la ruina a la que nos has llevado, pero otros pensaban que con tu
mágica presencia, con tu sabiduría sobrehumana nunca llegaríamos a esta
situación, y tú también te lo creíste. Te creíste tus propias mentiras. Has
mentido para obviar los problemas, pero estos no desaparecen solos, al
contrario, van a peor y ya no puedes hacer nada, no puedes seguir mintiendo y
engañando a tu pueblo.
Siempre has
pensado que pasarías a la historia y lo vas a conseguir, serás la persona que
nos llevó a la ruina, que nos hundió.
Ya no puedes
hacer nada, solo irte. Piénsalo bien si es que aun no lo has decidido, danos la sorpresa a nosotros y a tus antiguos
palmeros y vete.
No hay de
qué.
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