La gripe no ayuda a mi cabeza en nada. Los pensamientos son confusos,
anárquicos y paranoicos en el insomnio repetido. La fiebre me despista, la tos
me agobia, los dolores musculares me debilitan en cuerpo y mente. El atiborramiento
de jarabes y analgésicos me conducen a
un englobamiento típico de mi juventud canutera, que aun se refleja mas en mis
ojos vidriosos.
Acurrucado en el sofá, equipado con un pijamita fino y parapetado bajo
una manta de esas que hacen bolitas enciendo la televisión. Mi estado vírico hace que tarde algunos
segundos en darme cuenta de lo que estoy viendo: ciudadanos que se manifiestan
contra un gobierno inepto, contra los recortes en educación, contra el
tijeretazo en sanidad, trabajadores que no llegan al salario mínimo para vivir,
parados que no tienen qué llevarse a la boca, jóvenes sin recursos, estudiantes
sin becas que se quejan por pagar matriculas abusivas y desproporcionadas…en
resumidas cuentas gente que levanta la voz contra la injusticia que estamos
padeciendo. Veo como un reducido grupo de manifestantes encapuchados comienzan
a joder la marrana, a lo que la policía responde con una violencia
desproporcionada contra todo lo que se mueve. Pero de pronto, la maldita gripe
me juega una mala pasada y me parece ver a los mismos encapuchados que la
liaron hace un momento deteniendo a otros manifestantes. ¿Son alborotadores?
¿Son policías? Estoy fatal, ya lo estoy liando todo. Será la fiebre. Debo tener
casi 40ºC.
Cambio el canal, en televisión española dicen que no ha habido carga
policial que solo abrían paso a los furgones, y a mí me ha parecido que lo
hacían a porrazos, ¡estoy desvariando! En ese mismo instante me parece ver a un
hombre con la cabeza sangrando... Nena, tráeme el termómetro har favó. En el
momento que articulo esas palabras descubro en mí una voz sabinistica que me asusta y a la vez mi
inconsciente tararea una canción: mucha mucha policía…seguro que ando rondando
los cuarenta y dos.
Mi mujer me trae el termómetro, lo sacudo como hacía mi madre y
mientras hago zapping de nuevo, me lo coloco bajo la axila. En las imágenes la
policía golpea a una señora de unos 70 años que grababa los altercados. Los
antidisturbios sacan a la gente de un bar a empujones y a palos, entran en la
estación de Atocha golpeando incluso a viajeros y periodistas. Debo tener por
lo menos cincuenta y tantos de fiebre (siempre tiendo a exagerar).
Creo que he dado una cabezada, ahora oigo las declaraciones de los
dirigentes del PP. De Cospedal compara a los manifestantes con Tejero, Rajoy
alaba a los que no se manifiestan, Fernández Díaz felicita a la policía.
Retiro el termómetro, lo miro: 36’5ºC. No tengo fiebre.
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