Ya era hora, ahora me toca a mí

Antes de ayer por la mañana, en el desayuno, me terminé el último cachito de roscón de Reyes que me quedaba, que aunque odio al que se le ocurrió ponerle las rodajitas de fruta escarchada en lo alto, debo reconocer que mojaito en el café esta de “mamaso“. La luces se han apagado por fin, el árbol ha vuelto a donde mejor esta, al altillo y ya lo único que me queda de la navidad son unos ardores de estomago que no hay almax que lo alivie.
Ahora llega mi hora, la mía y la de los míos. La de una familia, mal avenida quizás, a la que por mas rencillas que nos separen, siempre es mas lo que nos une. Nos une la impaciencia con la que esperamos un año entero a que llegue el mes mas corto del año para que se abran, dando el pistoletazo de salida a la fiesta, las cortinas del Gran teatro Falla de Cádiz, de ese coliseo de ladrillos colaraos por el que también aquí bebemos los vientos por muy caballas que seamos los carnavaleros ceutíes. Llega el momento de pasarnos las noches pegados a la radio escuchando los pases de los primeros espadas del carnaval gaditano, de descargarnos de Internet sus actuaciones y grabarlas en un CD para oírlas en el coche aunque mas de una vez se cuele la voz de Juan Manzorro diciendo: “Su tipo Mari Pepa Marzo…”. Llegan los días de pasarnos las mañanas buscando en la prensa de la tacita las puntuaciones del jurado diario, o la crítica, a veces feroz, a los grupos de fuera de la capital, llega un mes de locura, de nuestra locura, de trasnochar, de ojeras.
Un mes frenético, de tardes en el local de ensayo preparando y ultimando detalles de repertorio, de forillo, de attrezzo, para que no se nos escape nada en nuestra puesta de largo. Llega nuestra hora,  nuestro momento, la hora en que nuestras voces serán oídas. Somos  la voz de los sin voz y sabemos que, como dijo el poeta, el político te escucha con mas miedo que vergüenza.
Llega la hora de Téllez, de Borrego, de Payto, de Alberto, de Perico, de Pino, de los Pérez, de Juan, de Eugenia,  de Pepito, de Ramón, del Andure, de Juanmi…, de todos y cada uno de los que aman la fiesta de la libertad. Ahora, durante estas semanas próximas, nosotros seremos un poco protagonistas, de algún modo pasaremos a un primer plano en la prensa escrita, radio y televisión local, para de nuevo, de la noche a la mañana, en cuanto la caballa arda desaparecer de la actualidad ceutí. Pero mientras dure disfrutémoslo. Ya era hora, ahora me toca a mí. 

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