Noche de carnaval

Ya está aquí el carnaval, lo noto en este horrible dolor de cabeza que tengo mientras escribo este artículo. La resaca se ha adueñado de mi cuerpo, la sequedad de boca y el olor a whisky me incomoda tanto que me siento sucio. Intento recordar la noche de ayer y solo tengo flashes, secuencias algo borrosas de lo sucedido.
Es así carnaval tras carnaval, todos los años lo mismo. En cada acto, en cada ensayo general se viven las mismas escenas y estas, aun sin poder recordarlas nítidamente, las conozco de sobra. Los abrazos y besos entre carnavaleros que no se pueden ver, la creación de catorce comparsas, once chirigotas, seis cuartetos y un coro mixto para el año próximo, incluso apuesto y no pierdo a que se volvieron a oír los compases de los mismos temas manidos de todos los años: Caleta, Voces negras y el pasodoble del violador de Los príncipes encantados.  
Pero estos actos carnaválicos, como el realizado por mi chirigota hace algunas semanas en O’Donnell o el que han realizado las niñas este fin de semana en los Rosales son tan empalagosos como necesarios. En estos sitios es donde se pone de manifiesto lo parecidos que somos todos los que estamos en este mundo del carnaval. Somos todos iguales y aun con nuestras guerrillas internas es mas lo que nos une que lo que nos separa en muchos casos y eso es lo que se consigue con estas celebraciones, unirnos mas. Entre copa y copla se liman asperezas y se aclaran los “me han dicho que tú has dicho”. Los abrazos y besos, algunos sinceros y otros no tanto, como colofón a charlas acaloradas, son el sello de que los malos entendidos están aclarados o las meteduras de pata perdonadas.
Estos días de tensión, de nervios, de presión por la cercanía del concurso necesitan de un escape, requieren de noches como esta pasada. Algunas amistades ya se han perdido, son irreconciliables y quizás sea por no haber hablado las cosas, por no sentarse a aclararlo, por orgullo e incluso porque no hubo una noche de carnaval a tiempo.
Quedan dos semanas escasas para que nuestras obras sean presentadas al respetable, allí, sobre las tablas del nuevo teatro todos seremos rivales, pero mientras tanto…vamos a por otra borrachera, amigos.

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