Se acabó la tontería

Ya terminó la semana de carnaval. Los chirigoteros y comparsistas volvemos a la rutina de nuestros trabajos, a nuestro lugar de siempre. Con la cara hinchá todavía después de días sin descanso, de cumplir con  compromisos, de trasnochar y de empalmar borracheras. Ahora ya nos enfrentamos a la realidad, a la evidencia de que no somos nadie por mas que nos sintamos el ombligo del mundo en estos días.
Pero aunque a  partir de ahora la gente no nos mire por la calle, se apaguen los flashes y nadie nos grite ¡ole!, nosotros seguiremos negándonos a bajar de la nube, seguiremos viviendo en este mundo imaginario. En este mundo desde el que pensamos que podemos arreglar el otro con una copla de carnaval que no vale un duro. La purpurina se borra con la segunda ducha, pero hay quien aun ve su cara brillando durante el resto del año. Hay quien cree ser Rey siendo bufón.
Somos mas o menos eso, una especie de bufones de una semana al año con aires de altanería. ¿O acaso ellos no tenían por oficio hacer reír a los poderosos y hacerles llegar a la realidad mientras estos se reían de sus defectos? Pues bien, nosotros nos sentimos poderosos e intentamos hacer reír al pueblo riéndonos de sus defectos.  
Debemos cambiar en muchas cosas, debemos aprender a ganar, a perder, los que cantamos a aceptar las críticas y los que critican, a criticar siendo objetivos y sin tirar por tierra el trabajo de los que cantan, intentando sumar, construir, no destruir.
Ya se acabó esto y un año mas me quedo con un estribillo del cuarteto del Libi, que por mas años que pasan sigue resumiendo en una frase la verdad de la fiesta: “que de tonterías pa salir en el carnaval”

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